lunes, 18 de junio de 2007

Stella Mezzadri Paisajes del Alma

Paisajes del Alma
Los paisajes, árboles, sin ramas ni hojas, troncos y ramas, constituyen la expresión de la búsqueda de la verdad, en la que empeñamos nuestros sueños, defendiendo lo no escrito, aquello que se percibe, que es común a todos, pero que es consecuencia del mantenimiento de una actitud que es propia de la lucha de uno mismo, dando como resultado la existencia de causas por las que creer. Stella Mezzadri, a través de sus árboles, exhibe su alma, la actividad anímica, los estadios vibracionales, los momentos por lo que atraviesa el espíritu, el alma, ascendiendo y descendiendo. De ahí sus fondos azules, negros, rojos, verdes y sus troncos, negros, amarillos, marrones y azules. Destacan los cromatismos, cual hermanos de sangre de un paisaje que asciende a los cielos o, a veces, se presenta herido de muerte. Exhibe óleos sobre tela, en los que domina una gran sensualidad en su planteamiento formal, destacando el color, que es quien introduce las interiorizaciones, los estados de ánimo que vertebran el sentido de una obra que va más allá de lo plástico. Dramática, escenográfica, indaga en su alma para conectarse con el entorno, con los devas, los dioses de la naturaleza que son quienes le inyectan vibraciones y energías que le permiten bucear en su propio tiempo para mostrar el no tiempo, el estadio dimensional que no es físico, aunque sí psíquico, pero determinando la puerta de abertura hacia lo metafísico. Bosque de árboles, ramas, troncos, estructuras que son sensaciones que ascienden desde la locura hasta alcanzar la perfección. Estados de ánimo que oscilan desde instantes de meditación y contemplación a otros que son producto de actitudes frenéticas, que ascienden desde el interior buscando la exteriorización de aquello que uno contiene en el subconsciente. Emplea tonos, colores, difuminados, mezcla de colores que matizan estados de ánimo, de situaciones que indagan en la conciencia, en el interrogante contenido en la dinámica del momento. El color como magia alquímica, fomento de vertebraciones y configuraciones. Es una pintora de momentos, dado que la cultura del instante es la que le permite ir más allá de lo hierático, descubriendo, en contrapartida, un mundo más complejo dentro de la sencillez. Sus árboles son expresiones de evidencias, de esencias que se suceden unas a otras, de instantes que van y vienen pero que siempre están. Joan Lluís Montané De la Asociación Internacional de Críticos de Arte