domingo, 11 de mayo de 2008

Stella Sidi, Amores Prohibidos

Amores Prohibidos
Hipólito Restó & Arte
Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Argentina
El amor es universal y su rastro y esencia se encuentran en todas partes. Es más, me atrevería a decir, que el amor mueve el mundo y el universo. Es el motor que transmite energía, que comunica la fuerza necesaria encaminada a desarrollar los mecanismos del gran engranaje. Vivimos en un universo sincrónico, formado por distintos sistemas que se interrelacionan unos con otros. No hay nada al margen de lo evidente, todo se halla en el gran mecanismo celestial, pero, cada cosa y elemento en su correspondiente sistema, interactuando. De ahí que el funcionamiento cósmico sea amor. Y ello es así porque las interrelaciones energéticas, la dinámica de los polos opuestos, la persistencia de energías superiores, la iluminación espiritual, la forma de entender el mundo al margen del postulado biológico, todo es parte del amor porque se transforma continuamente. Y no hay posibilidad de transformación y uno no da y el otro no recibe. Si uno da y el otro se muestra receptivo comienza el desarrollo, se asienta la transformación. Amar es darse, ir más allá de los límites, transformando la esencia de las cosas. Cuando uno está enamorado, de quien sea, sin importar edad, condición social, posición, credo o cultura, experimenta una serie de transformaciones físicas y químicas. Genera energía y movimiento al igual que el mundo, los seres vivos en su conjunto y la naturaleza en sus diferentes intercambios y en el discurrir de cada segundo de la vida. Stella Sidi, en su serie titulada ‘Amores Prohibidos’, realizada en lápiz sobre papel y en esgrafiado y pastel, muestra relatos de la historia universal, sobre relaciones no autorizadas. Emplea la figura femenina como referencia central, presentándola estilizada, sutil, insinuante, buscando la sensualidad, la pose adecuada, encuadrada en lo sugerente. Refleja mujeres solas, que se adivina captadas en situaciones y con personajes extravagantes, viejos, misteriosos o bien con seres impensables, emplazadas de una forma u otra, según sea su composición y la correspondiente alusión que lleva implícita. Meticulosa, elabora sus personajes con suma delicadeza y precisión, permitiéndose varias licencias pictóricas históricas, citando a De la Croix o Tiziano, entre otros pintores. Realiza un recorrido simbólico a través del amor, entendido con letras mayúsculas, fomentando su comprensión, porque al mostrar los denominados amores prohibidos, está reafirmando la vigencia del mismo en todo momento, sin importar persona o circunstancia. Amor a solas, amor y sexo, relaciones amorosas en las que entra todo, desde la actitud sensual, pasando por la potenciación del sexo como elemento carismático de unión, el amor desinteresado y al margen de diferencias sociales y edad. El amor, si nos adentramos en el verdadero significado del mismo, significa estar iluminados, ser elementos y seres de luz que se hallan en transformación continua, en todo momento y circunstancia. Stella Sidi posee la determinación adecuada para verificar la madurez del amor, desarrollando con ironía y claridad, pero, a la vez, con toda naturalidad, amores prohibidos, personificados en mujeres, en composiciones sutiles, cuidadas, donde el dibujo predomina, el color es secundario, el detalle determina y la composición posee una alegoría de fino alcance, que define la belleza de una obra que no renuncia a la historia pero que su temática forma parte del patrimonio universal. Joan Lluís Montané De la Asociación Internacional de Críticos de Arte

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